Hace muchos años que vengo utilizando y recomendando móviles Xiaomi. Desde el primigenio Redmi Note traído mediante importación, hasta el primer Poco o mi actual Mi 10. Y en mi opinión, la deriva en el apartado de smartphones de la compañía que dirige Lei Jun es tan palmaria como preocupante.
Lejos, lejísimos quedan esos tiempos donde recomendar o comprar un Xiaomi era sinónimo de calidad precio y por tanto de tiro seguro. Ahora mismo es adentrarse en un campo de minas, en puro deporte de riesgo y por ende, en algo que hay que mirar y ponderar con sumo cuidado.
Cuando no falla el sensor de proximidad lo hace el de huellas o el desbloqueo facial. Cuando monta unas lentes de cierta calidad, el post procesado arruina finalmente las fotos. Cuando la luminosidad es buena, el auto focus es un desastre. Cuando la cámara de vídeo presenta buenas prestaciones, la estabilización – o la falta de ella- lo tira todo al garete. Cuando el procesador dá la talla, la RAM se muestra insuficiente. Cuando procesador y RAM muestran equilibrio, el tipo de memoria utilizada les penaliza. Y sobretodo, cuando no hay un roadmap claro respecto a la equivalencia entre versiones de Miui y Android. Como guinda final, la ruleta rusa en la que se ha convertido actualizar el terminal a una nueva versión. Baste un ejemplo de mi propia cosecha.
Con el MI 10 recién comprado, la batería acababa el día con un remanente del 10%. Tras pasar el imprescindible «XiaomiADBFastbootTools» y eliminar todo lo eliminable, paso a durar dos días con un remanente del 30 al 50% en el segundo día en función del uso.
Obviamente, todo lo anterior queda muy minimizado en los terminales top de la marca, básicamente la serie MI. Pero incluso aquí, la escalada de precios y sobre todo el diferencial de éstos respecto a lo que se paga en China por el mismo terminal es algo a tener muy en cuenta.
Incremento del precio pagado en España respecto al terminal homónimo en China:
- En 2017 el incremento fue de un 30% de media.
- En 2018 de un 35% de media llegando a un 50% en el caso del Xiaomi Mi 8 Lite, el cual se vendió en China por 175 euros, pero en España partió de 269€.
- En 2019 hubo varios vaivenes, se volvió a la media de 2017 y en el caso del MI 9 T incluso bajó a un sorprendente 15%.
- En 2020 se disparó la diferencia de forma muy notable subiendo hasta el 50% y un 63% con el Mi Note 10 Pro .
Además, también se ha disparado la diferencia de precio entre las distintas versiones del mismo terminal:
Todos los precios en EUROS | CHINA | ESPAÑA | Diferencia de precio entre versiones en CHINA | Diferencia de precio entre versiones en ESPAÑA |
XIAOMI 12 PRO 8Gb + 128Gb | 667,89 € | |||
XIAOMI 12 PRO 8Gb + 256Gb | 710,56 € | 999,99 € | ↓ | ↓ |
XIAOMI 12 PRO 12Gb + 256Gb | 767,43 € | 1.099,99 € | + 56,87 € | + 100 € |
XIAOMI 12 8Gb + 128Gb | 525,78 € | 799,99 € | ↓ | ↓ |
XIAOMI 12 8Gb + 256Gb | 568,42 € | 899,99 € | + 42,64 € | + 100 € |
XIAOMI 12 12Gb + 256Gb | 625,28 € | |||
XIAOMI 12 X 8Gb + 128Gb | 454,71 € | |||
XIAOMI 12 X 8Gb + 256Gb | 497,35 € | 699,99 € | ||
XIAOMI 12 X 12Gb + 256Gb | 539,99 € |
Si bien la diferencia entre el precio de un terminal puesto a la venta en China y en España respectivamente, tiene bastantes condicionantes que justifican una elevación del precio: logística, impuestos, garantías, servicio técnico, etcétera. Nada puede justificar que por ejemplo, la diferencia entre la versión del XIAOMI 12 de 128 Gb de almacenamiento respecto a la de 256 Gb sea de 42,64 € en China y de 100 € en España. Nada que no sea aumentar el beneficio por terminal para la empresa.
Contextualizando las cifras anteriores y según se comentaba en un artículo publicado por Xataka en Mayo de 2020:
La competencia de Xiaomi en gama alta no está aplicando la misma estrategia.
Xataka
De todo lo anterior y en mi modesta opinión, los grandes problemas que aquejan a la Xiaomi actual se pueden resumir en tres grandes bloques:
- MIUI mal, poco o nada optimizado.
- Hardware desequilibrado en muchos modelos.
- Modelos de sus diferentes franquicias: MI, REDMI y POCO que solapan nichos de mercado.
Xiaomi sigue ofreciendo muy buen hardware en bastantes de sus modelos, pero la experiencia de uso dista bastante de lo que en su día la llevó a convertirse en una marca «must have» y hacer del «boca a boca» la mejor de sus campañas publicitarias. Y es precisamente una mayor deficiencia en el concepto de «experiencia de uso» la mayor de mis críticas hacia la empresa -amén de la escalada de precios. El hecho de que tras adquirir algunos modelos de Xiaomi tengas que comprobar que todos los sensores funcionan correctamente, liarte con la labor de desinstalar su abundante «bloatware» o pasarle el «XiaomiADBFastbootTools» para optimizarlo no son precisamente lo que yo consideraría buenos argumentos para recomendar una compra.
Basta con observar el increíble nivel de devaluación que sufre el precio de sus terminales a las pocas semanas de haber sido lanzados…