MIUI killed the Xiaomi star

Parafraseando el título de la famosa canción de The Buggles (Video killed the Radio star), me gustaría comentar mi experiencia con la marca Xiaomi y el por qué considero que su política, en el apartado software, ha terminado por dinamitar mi confianza en ella.

Mi relación con móviles Xiaomi se remonta al ya lejano Red Mi Note 2, importado de forma paralela en su momento. Luego pasé por el Red Mi Note 3, el Xiaomi A3 y finalmente el Xiaomi Mi 10.

Los problemas, propiamente dichos, empezaron con el A3. De forma resumida, fueron necesarias hasta tres versiones consecutivas en su actualización a Android 11 para conseguir que funcionara correctamente. Y estamos hablando de una serie, la A, que formaba parte del proyecto Android One, el cual intentaba emular una experiencia lo más similar a los móviles Pixel de la propia Google y por tanto se supone que un mayor número de actualizaciones y sencillez en la implementación de las mismas.

En éste punto, se podría argumentar que el interés de Xiaomi en formar parte del proyecto Android One era más una cuestión de imagen y que por tanto no había intención de invertir muchos recursos. Sobre todo tratándose de un terminal de gama económica y que no incorporaba MIUI.

Pero como suele decirse, resultó ser todo un aviso a navegantes y que, en mi caso, acabó por estallar con el Xiaomi Mi 10.

Adquirí el Mi 10 y sin tiempo para trastearlo marché de vacaciones. Desde el primer momento, ya empezaron los problemas. Su batería Li-Po de 4780 mAh, en un uso poco intensivo, apenas me llegaba para acabar el día. De vuelta en casa y leyendo comentarios al respecto, decidí pasar a fondo el famoso Xiaomi ADB/Fastboot Tools, cuya simple existencia, ya es buen indicador de todos los problemas que viene arrastrando MIUI.

Tras eliminar todo lo eliminable que hiciera referencia a MIUI, la misma batería Li-Po de 4780 mAh pasó a durar con el mismo uso dos días completos, llegando a la noche del segundo día con entre un 35 y un 45 % de carga. Y así ha estado durante más de dos años. Hasta que tomé la fatídica decisión de actualizar a una nueva versión de Android y por tanto actualizar MIUI.

Tenía el aviso de actualización desde hace meses, pero los problemas con el A3 siempre me acababan por retener. Hasta que me planteé lo expuesto anteriormente, el A3 era un terminal económico y sin MIUI, el Mi 10 es (era) el flagship de Xiaomi en su momento y con un precio rondando los 800 €. ¿Qué podía salir mal?.

Pues todo. Nada más acabar de instalar la actualización OFICIAL, el terminal entró en el temido bootloop. Arrancando en el modo seguro (Safe Mode), continuaba en bootloop. Finalmente opté por la última de las opciones: hacer un hard reset (Wipe Data en MIUI) y dejar el terminal como el primer día perdiendo todo el contenido.

Pero los problemas no acabaron ahí. A medida que empezaba a reinstalar app’s y reconfigurar el terminal, aparecieron nuevos problemas:

  • El brillo de pantalla automático no funcionaba.
  • No permitía crear VPN’s
  • La aplicación de mensajería Element no arrancaba
  • Y ahí lo dejé estar……..

Que la propia capa de personalización y su software asociado drene la batería de un terminal de 800 € me parece inaceptable.

Que el hecho de instalar una actualización mayor de la propia marca deje inservible el terminal me parece inaceptable.

El hardware de Xiaomi sigue siendo un potente argumento de venta por su relación calidad/precio.

El nivel de dejadez que está demostrando en el software de MIUI, aún en terminales tope de gama, se está convirtiendo en un potente argumento de huida.

No dudo que haya gente -mucha- disfrutando de un móvil Xiaomi sin problemas pasados o presentes. Por eso quiero dejar claro que todo lo expuesto es meramente mi experiencia personal.

Mi bye Xiaomi & Hello Oneplus particular.