Formación vs Información a la hora de opinar

Si algo ha terminado de demostrar en lo relativo a las redes sociales el actual conflicto Palestino-Israelí, es que éstas, se han convertido en un auténtico estercolero.

No sólo por la cantidad de informaciones falsas, sin ningún tipo de verificación o análisis que circula por ellas, sino por el tono agresivo, cruel y lleno de odio hacia el opuesto que destilan la mayoría de ellas. Muy poca gente trata de informarse en contraste a las legiones de orcos que simplemente anhelan colmar su marco mental o sesgo de confirmación. Y todo ello me lleva a lo que pretende sintetizar el título de ésta entrada: sin formación no hay información.

Utilicemos como base una de las acepciones que propone la R.A.E

Comunicación o adquisición de conocimientos que permiten ampliar o precisar los que se poseen sobre una materia determinada

RAE

Ahora supongamos que ante una noticia -información- recibida, que presenta un escenario de dicotomía, no dispongo de ningún tipo de conocimiento -formación- previo. Supongamos también que no soy un imbécil integral e intento mantener una postura abierta más allá de mis gustos o preferencias. La totalidad o parcialidad de su credibilidad, puede recaer en factores como:

  • Confianza que le otorgue a la persona o medio que la transmite
  • Relaciones que pueda hacer con noticias previas o similares
  • Cantidad de impactos que reciba sobre la misma
  • Estado de ánimo

Con todo ello y pese a mi buena voluntad inicial, mi marco mental y sesgo de confirmación acabarán por inclinar mi opinión hacia un lado u otro de la balanza. En estos momentos, con nuestra opinión recién alumbrada como único equipaje, mucha gente ya se cree preparada para esparcirla por el mundo en general y redes sociales en particular con las consecuencias que todos conocemos.

En la mayoría de casos, dará absolutamente igual que nos confronten una opinión divergente que aporte información diferente o desconocida. La opinión basada en una información puntualmente recibida -noticia, recalco, siempre que se trate de cuestiones que conlleven una dicotomía, tiende a mostrarse inamovible dado que no ha conllevado un proceso de aprehensión, reflexión posterior y síntesis final.

Y es que la propia gramática determina la diferencia:

La opinión se forma (proceso endógeno), no se basa en informaciones (proceso exógeno)

La única forma de llegar a tener una opinión mínimamente racional sobre temas de cierta enjundia, pasa por la formación. Y formarse, dentro de éste contexto, no es algo especialmente complejo, que requiera de estudios reglados o de una basta base de conocimientos generales.

Obviamente hay muchas matizaciones en función de diferentes circunstancias:

  • El ámbito donde queremos exponer nuestra opinión
  • El rigor que nos exigimos o nos exigen para hacerla pública
  • La complejidad del tema y las ramificaciones inherentes
  • El tiempo, medio o forma para exponerla
  • etcétera

La información, por extensa que pueda llegar a ser en un momento dado, siempre suele concretarse en el suceso puntual. La propia forma de transmitirse -medios de comunicación- conlleva una enorme inmediatez con la consiguiente falta de perspectiva. Su naturaleza suele ser generalista -para alcanzar a la mayor cantidad de público posible- lo que implica sintetizar al máximo, plasmar una o dos ideas y utilizar un lenguaje muy accesible que puede llegar a descontextualizar conceptos importantes. Podemos considerarla un proceso finalista.

Por contra, la formación es un proceso continuista en el que la información, es tan sólo el primer paso; el cual ha de venir acompañado de un procesado donde entre en juego todo tipo de conocimiento relacionado en mayor o menor medida, la experiencia personal y valores morales propios. Siempre tiene un carácter multidisciplinar.

En una época como la actual, donde es tremendamente sencillo obtener todo tipo de información, a diferentes niveles y de distintas fuentes; seria más que deseable el tomarse un tiempo para procesar todo ello y tratar de adquirir una formación que finalmente nos permita opinar con cierto criterio, rigor y sensatez.

La otra ventaja inherente, es que a diferencia de presentar un único proceso monolítico como suele ser la información, estaremos gestionando varios de ellos: información + conocimiento + experiencia + moral + etcétera. Resultando mucho más sencillo confrontarlos con otros que difieran de los nuestros. Y de esta manera propiciar más debates y menos confrontaciones.