Según datos de la CNMC, el número de teléfonos fijos en los hogares españoles ha ido descendiendo día tras día.
En 2020 desaparecieron una media de 320 líneas fijas cada día con lo cual, el número de hogares que cuentan con teléfono fijo se ha reducido un 11 % en los últimos 15 años.
Las causas, son varias, pero en mi opinión, las más destacables serían:
- Poca oferta. Muchas operadoras y OMV’s las excluyen en gran parte de sus paquetes.
- Comodidad. En el móvil disponemos de la agenda completa, con lo cual basta con pulsar un botón o directamente dar la orden mediante un comando de voz. Por contra, muy poca gente tiene dicha agenda integrada en el teléfono fijo.
- Ahorro. Muy importante para la operadora dominante, en éste caso TESA. No sólo es el ahorro en cuanto a espacio y consumo energético al cerrar centrales de conmutación, es que además, con todo ello, pueden tranquilamente liquidar todo el inmueble.
- Sinsentido. La mayor ventaja de la telefonía fija (conmutada) era que funcionaba en paralelo a los datos, caso de la fibra por un cable diferente, caso del ADSL multiplexado en F. Ello nos permitía en caso de alguna falla del suministro eléctrico o caída en los datos, el poder comunicarnos sin problemas. Al integrar todo el segmento de voz dentro de los datos, da absolutamente igual tener teléfonos fijos, ya que, si caen los datos, también caerá la voz.
Por uno por otro o por todos ellos, lo cierto es que la telefonía fija fuera del ámbito empresarial, tiene los días contados.