Cultura de la Cancelación

Nuevas palabras para viejas costumbres. El ignorar y ningunear ahora se llama “Cancelar”.

Nos dicen:

La cultura de la cancelación, según lo define en inglés Dictionary.com, es “una práctica popular que consiste en retirar el apoyo a personajes públicos y compañías tras haber hecho o dicho algo considerado objetable u ofensivo”.

El Macquarie Dictionary la define con otras palabras: “Las actitudes que promueve o adopta una comunidad para retirarle el apoyo a un personaje público, normalmente como respuesta a una acción o comentario socialmente inaceptable”.

Pero aquí hay algo que falla. La definición “estándar” hace hincapié que deben darse dos premisas:

  • personajes públicos y compañías.
  • normalmente como respuesta a una acción o comentario socialmente inaceptable.

Basta darse una vuelta por cualquier Red Social para ver o “experimentar” que dichas premisas caen en saco roto.

Mensajes e incluso campañas destinadas a cancelar a cualquiera, sea personaje público o no y por motivos que poco o nada tienen que ver con algo sustantivo u objetivo.

Basta que alguien nos lleve la contraria, piense de forma diferente -no necesariamente opuesta- o simplemente lo ubiquemos en algún espacio ideológico/moral distante del nuestro, para que automáticamente sea candidato a la “cancelación”.

Cancelamos cuando, donde y como queremos. Cancelamos a quien sea y por lo que sea. Cancelamos porque podemos y obviamente porque “nosotros lo valemos”.

Cancelar es fantástico. Nos evita pensar, cuestionar nuestros argumentos, empatizar con el otro. De un plumazo nos sacamos cualquier cosa que nos incomode. De un plumazo demostramos nuestra adhesión a la causa -la que sea- y nuestro rechazo a la “otra” causa. La chunga por supuesto. Cancelar nos da poder.

Se podrían dar algunos argumentos por los cuales dejar de lado la empatía, autocrítica, análisis o racionalidad nos acerca bastante al sectarismo, intolerancia, estupidez o gilipollez supina. Pero creo que hablando de “cancelar” podemos terminar con un símil informático:

Tras múltiples cancelaciones, suele acontecer un formateo.